El proceso de duelo genera un impacto significativo en la existencia de las personas que enfrentan la muerte de un ser cercano, influenciando tanto el ámbito emocional como el físico, cognitivo y espiritual. Estudios actuales y la práctica clínica resaltan la importancia de gestionar el dolor inicial como una medida esencial para prevenir problemas futuros y facilitar una adaptación saludable. Ante esta situación, se dispone de estrategias simples que ayudan, aunque sea momentáneamente, a reducir la intensidad del sufrimiento y brindan apoyo al sistema nervioso en las etapas iniciales del duelo.
Entender cómo afecta el luto
La pérdida imprevista o traumática, como el fallecimiento de un ser querido en situaciones inesperadas, genera una desestabilización emocional considerable. Las personas afectadas pueden experimentar cambios repentinos en el estado de ánimo, desde el llanto hasta la apatía en poco tiempo. En cuanto a lo cognitivo, se presentan problemas de concentración y memoria, mientras que el cuerpo reacciona con manifestaciones físicas como insomnio, cansancio, sensación de opresión en el pecho y dolores musculares. Asimismo, el duelo puede provocar crisis existenciales que afectan la percepción de seguridad y propósito en la vida diaria.
Formas simples de reducir el malestar
Variadas estrategias fundamentadas en la investigación científica y la experiencia clínica ayudan a proporcionar alivio temporal y a apoyar la regulación emocional. Aquí se detallan cinco herramientas sugeridas:
1. Autocompasión táctil
Colocar la mano sobre el pecho, el estómago o la mejilla mientras se respira profundamente puede proporcionar consuelo. Durante uno o dos minutos, repetir mentalmente frases como “Esto duele” y “Estoy aquí” activa el nervio vago, favoreciendo la regulación del ritmo cardíaco y la respuesta calmante del cuerpo. Este gesto contribuye a reducir la sensación de aislamiento emocional y a generar un vínculo de autocuidado en momentos críticos.
2. Montarse sobre la ola emocional
Dejar que los sentimientos se expresen durante un periodo de dos a cinco minutos, observándolos sin emitir juicios, contribuye a manejar el dolor intenso sin sentirse desbordado. Este método, basado en la Terapia Dialéctica Conductual, ayuda a entender que los episodios emocionales alcanzan su punto álgido y posteriormente se reducen, favoreciendo la tolerancia a la angustia y el restablecimiento paulatino del balance emocional.
3. La calma mediante texturas agradables
Tocar objetos de tacto cómodo, como cobijas, juguetes de felpa o animales de compañía, brinda tranquilidad al sistema nervioso. Fijarse en la suavidad por unos momentos ayuda a reducir el estrés emocional cuando las palabras no logran manifestar el sufrimiento, promoviendo así la calma y el alivio físico.
4. Manejo del exceso emocional
El uso de técnicas de regulación sensorial y corporal, como la exposición al frío, ejercicios de respiración rítmica, relajación muscular progresiva y actividad física breve, contribuye a manejar la intensidad emocional. Estas estrategias permiten alternar entre estados de alta excitación y baja excitación, mitigando la sensación de pánico, tristeza o entumecimiento que suele acompañar al duelo inicial.
5. Evaluación consciente del dolor
Calificar el nivel de dolor del 1 al 10 y reflexionar sobre momentos de alivio parcial ayuda a reconocer que la intensidad del sufrimiento no es constante. Esta práctica fomenta la esperanza y la percepción de control, recordando que, aunque el dolor persista, existen momentos de alivio y recursos internos para enfrentarlo.
El luto como método de ajuste
Aunque estas herramientas no eliminan el sufrimiento, ayudan a superar las fases más difíciles del duelo con más fortaleza. La acomodación gradual implica aceptar las emociones, solicitar ayuda profesional si es preciso y volver paulatinamente a la vida diaria. Con el tiempo, atención y respaldo, se puede reconstruir una vida que incorpore el recuerdo de la pérdida con la continuidad de la vida.